dimecres, de maig 23, 2012

[ es ] Píldoras de antagonismo, 10: los límites represivos de la marca Barcelona


Tras la huelga general del 29M, el mando intentó frenar el progreso del movimiento por medio de la habitual estrategia de la tensión: detenciones de sindicalistas y participantes en las manifestaciones, puntos de control políticos inquiriendo a la ciudadanía por su ideología, una web para convertir al ciudadano en vigilante y delator de su vecino y un sinfín de aberraciones impropias del más elemental Estado de derecho. Por suerte, en respuesta a esta escalada represiva, las redes activistas respondieron con una doble táctica combinada que se ha demostrado todo un acierto: por una parte, disminuyendo los repertorios más fácilmente enmarcables bajo la etiqueta mediática de "actos violentos"; por otra, movilizando por la no-movilización, esto es, no dejándose convocar por la ventana de oportunidad que de manera tramposa habían abierto autoridades y medios con el objeto de justificar el insensato y costosísimo despliegue policial de la cumbre europea.



En efecto, la contracumbre imaginaria que sólo policía y autoridades deseaban no llegó a tener lugar dejando en evidencia la falta de previsión, el ansia de construirse un enemigo a medida y otros errores de digestión de las lecturas schmittianas. Al mismo tiempo que se había previsto una confrontación para hacer detenidos y proseguir con la criminalización, tenía lugar al marge una movilización estudiantil que demostraba que el enjambre se desplaza a voluntad, imponiendo su agenda, ritmos, potencia. A resultas del ridículo y carísimo despliegue, pero en vistas de las movilizaciones del #12M15M, la estrategia represiva implosionó: ¿cómo justificar en tiempos de recortes un despliegue policial absolutamente desproporcionado? ¿cómo sostener la escalada de la tensión si, en una fase alcista de la ola de movilizaciones, las respuestas a las convocatorias (por ejemplo el 1 de Mayo) triplican convocatorias anteriores (1 de mayo de 2011)?

Tácticas y actores en el #12M15M

En vísperas del #12M15M parecía que, a juzgar por el estilo represivo exhibido entre el 29M y el 3M, la convocatoria iba a tener lugar en un marco de riesgo para quien desease ejercer sus libertades y derechos fundamentales. Sin embargo, la previsible masividad de la protesta (a pesar de la represión ensayada) y el riesgo consiguiente de situaciones incontrolables que volviesen a dejar en evidencia a las fuerzas de orden público y autoridades responsables, ha conducido a un cambio de escenario. Los contactos mantenidos desde tiempo antes por la policía con algunas figuras del activismo de repertorios tradicionales y moderados, cayeron providenciales en vísperas del 15M gracias a una escenificación de consenso a cargo de Arcadi Oliveres.

En una maniobra de búsqueda desesperada de legitimidad ante la inminente movilización multitudinaria, Puig conseguía así un pequeño balón de oxígeno, el 15M una ventana de oportunidad que favorecía la movilización y las redes activistas más moderadas del movimiento, la conversión de Plaça Catalunya en un lugar apto para la progresiva reapropiación representativa, a la manera de los foros sociales. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol: las redes activistas más ligadas al 15M cedían espacio en la plaza a una modalidad deliberativa cada vez menos parecida a la del año anterior y más parecida, por el contrario, a la que nos tiene acostumbrada cierta gauche caviar en Porto Alegre. Las limitaciones (a pesar de las ventajas) de los foros sociales, se empezaron a poner de manifiesto.

En este sentido, algunxs participantes desde el primer momento del año pasado (de cuando el 15M era todavía desobediencia civil en estado puro) se encontraban profundamente decepcionadxs al ver como se montaba el espectáculo mediático en torno a ciertos "notables" del movimiento. En su rabia se escuchaba la nostalgia de la auténtica deliberación colectiva, la potencia de la plaza como ágora. Las pasiones tristes afloraban al ver mermada la potencia en un devenir capturado por la sociedad del espectáculo. La obscena propaganda de una conocida marca de gafas de sol se encargaba de recordarnos que las agencias del semiocapitalismo (los políticos y banqueros que nos convierten en mercancías) apenas tardan en dejarse caer donde pueden oler un puñado de votos (o de futuras subvenciones para sus respectivas ONGs, ya que también son "políticos" en este sentido algunos notables del tercer sector).

DesPLAZAmientos

No es de sorprender, por esto mismo, que la respuesta del movimiento no tardase en aparecer. Lejos de conformarse con la vanal perversión de su potencia por la sociedad del espectáculo, el enjambre de la multitud hizo lo que le es propio y emprendió el vuelo, esquivando toda confrontación con las redes territorializadoras al servicio del espectáculo mediático. En el horizonte apareció entonces un punto de fuga, la proyección del 15M más allá del 15M, su rekombinación afortunada y actualización de su potencia política en un proceso que apenas acaba de comenzar y ya apunta mutaciones importantes en sus objetivos tácticos.

Así, si para el 15M de 2011 el objetivo fue una movilización ciudadana dirigida a recordar a los cargos electos de la izquierda su dejación de responsabilidades (por más que ahora hagan como que eran 15M el "no nos representan" también iba dirigido a los partidos de izquierda entonces en el gobierno), el #12M15M adelanta para 2012 un cambio importante de objetivos, medios y estrategia. Por lo que hace al área metropolitana barcelonesa, más en concreto, ninguna otra zona autónoma temporal ha encarnado mejor esta serie rekombinante todavía en marcha que #occupymordor, #lacaixaesmordor o #22MaMordor.

En lo que ha sido esta primera semana posterior al #12M15M, parece claro que la cuestión no es intentar ya confiar el esfuerzo movilizador a modificar el proceder de un estamento político inoperante y entregado, por medio de mayorías absolutas (sólo posibles gracias a la ley electoral), al despliegue de la estrategia de instauración de la cleptocracia (blindaje veraniego de las políticas económicas neoliberales en la Cconstitución, aceleración de la gestión de la crisis de la deuda, etc.). Al contrario, al elegirse la sede de La Caixa como destinatario de la cacerolada se ha abierto todo un horizonte de luchas que, más que esperar movilizarse en los márgenes gestionables del régimen, aspira a señalar y a intervenir sobre las mutaciones de soberanía que hoy se operan en el mando capitalista. A la vista de que las instituciones del régimen (partidos de izquierda y grandes sindicatos incluidos) no son capaces de protagonizar la necesaria respuesta desobediente a la ruptura del consenso constitucional que se opera de facto (a menudo bajo su gestión, como quedará demostrado en Andalucía), parece claro que las redes activistas nacidas en las plazas y que hoy se desPLAZAn libres en el enjambre que hacen posibles las redes sociales, optarán por territorializarse en tácticas de éxito probado como el conocido repertorio de parar deshaucios y otras proyecciones (por ejemplo, directamente relacionado: los dos bloqueos exitosos al despido de personal en la UAB).

¿Y la policía?

La policía parece que de momento sigue la consigna de no arriesgar la imagen de la marca Barcelona ahora que se nos echa encima la temporada de verano. A pesar de que los malos modales, abusos y demás prácticas seguirán al orden del día, parece que, si acaso por las presiones a Interior de las agencias políticas que protegen la marca Barcelona, tendremos cierto cambio de clima a mejor. No es para menos habida cuenta de la remontada de popularidad del 15M, incluso a pesar del contexto de agudización del conflicto (así, Madrid, día sí y día también). Visto, además, que la mano dura no reduce la movilización, mejor ahorrar esfuerzos represivos para momentos más necesarios. Y por si esto fuera poco, ¿cómo no cargar al PP la impopularidad de lo mismo que desea CiU?

Por otra parte, aunque fuera de nuestro contexto, es posible que se haya planteado otra cuestión, a saber: los efectos perversos del exterior constitutivo helénico. Y es que si, de momento, Grecia había servido para agitar el miedo de la reacción ante el caos, ahora resulta que se puede convertir, de aquí en unas semanas, en una primera ruptura por la izquierda del péndulo representativo (por la derecha y parcial, la protagonizada en su día por LePen padre). O dicho de otro modo: ¿y si de tanto que va el cántaro a las fuentes griegas, resulta que se rompe? ¿realmente interesa ver caer un 30% el turismo alemán, tal y como ha pasado en tierras helénicas? ¿no será que finalmente podríamos acabar provocando la destrucción de un régimen político en un sentido distinto al de su corrupción cleptocrática? En las próximas semanas iremos sabiendo si se consolida este cambio de clima y entra finalmente la primavera, o si por el contrario se nos vuelve a adelantar el invierno.